La calle Ancha recorre el interior de la
muralla de Plasencia, desde la Puerta de Coria hasta la Puerta de Trujillo, y aunque su nombre diga lo contrario es una calle muy estrecha, a donde llegan
otras aún más estrechas. Es una calle con muchas historias, ¡y las que se
tienen que haber perdido!
En la calle Ancha hay una casa que llamaban “de
las brujas” porque allí se reunían unas señoras especialistas en echar las
cartas, las pobres no salieron bien paradas, como muchos de sus colegas de
profesión, y parece ser que la inquisición dio cuenta de ellas.
De esta calle también son las vecinas que
lograron para Plasencia el título de "la muy benéfica”. Resulta que una vez
acabada la guerra de Cuba, a finales del siglo XIX, varios trenes cargados de
excombatientes pasaron por esta ciudad. Las vecinas de la calle Ancha
al enterarse de que aquellos hombres venían enfermos y hambrientos decidieron tomar cartas en el asunto. Supieron organizarse adecuadamente,
algunas pedían ayuda a las familias de la ciudad, otras hicieron vendas incluso
con sus sábanas, recogieron comida y bebidas y se prepararon para ayudar a los
soldados que pasaran por aquí. Y así lo hicieron y así trascendió.
Esta hermosa hazaña se fue conociendo por
toda España y es por eso que la reina regente María Cristina otorga en 1901 el
título de “la muy benéfica” a la ciudad de Plasencia.
En la calle Ancha podemos ver también una placa
que identifica la casa donde vivió Isabel Pérez (La Cabrera) a la que algunos
identificaban como la líder de todo este movimiento vecinal.
La calle Ancha, muy cerca de la Ermita de la Salud en la Puerta de Trujillo |
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